Manifiesto Comunista & Antología de "El Capital"

Contexto

Antes de empezar a desgranar este libro, quisiera explicar mi motivación para leerlo a pesar de diferir mucho de la temática anarcocapitalista de los libros que ahora mismo he leído en la biblioteca personal que estoy armando poco a poco.

Aunque están claras mis ideas, quiero también añadir a la biblioteca las grandes obras de otras vertientes ideológicas que aunque no comparta ni lo más mínimo, considero esenciales haber leído para tener juicio propio sobre ellas.

Por ello, saliéndome de las obras que estaba haciendo, por un momento, Karl Marx es un buen inicio para este desvío.

Manifiesto Comunista y Antología de "El Capital"

La verdad que esta versión de libro, que incluye los títulos más famosos de Karl Marx, el Manifiesto Comunista y Antología de El Capital está bastante bien, pues hace un estudio preliminar de la vida del autor, así como de las condiciones sociales en las que le tocó vivir, para luego poder leer ambos libros. Además incluyo los prefacios de las distintas versiones que tuvo el Manifiesto Comunista en sus primeros años.

Repaso de la vida de Karl Marx

Hasta la página 20 relata rápidamente la vida de Karl Marx y está claro que cada uno lo lee con los ojos de sus prejuicios, yo el primero, y entendiendo la época en la que vivió, que fueron los primeros años del desarrollo industrial y las condiciones duras de los obreros, la sensación que me queda es la que he oído bastantes veces de una persona algo vaga, continuamente recibiendo ayudas de la gente, sin trabajar (aparte de escribir artículos mal pagados y manteniéndose muchas veces gracias a herencias familiares como la de su mujer (cosa graciosa cuando escuchas a tanto comunista de izquierdas criticar las herencias).

Nació en Tréveris, Alemania, el 5 de Mayo de 1818, era el segundo de ocho hermanos de una familia hebrea. Fue "buen estudiante" a su manera, empezando a estudiar derecho en 1835 y terminando en otra carrera de estudios filósoficos en 1941. Se enamoró de Jenny von Westphalen, hija de un consejero del Gobierno, mayor que él y cuyo padre, ya en este inicio, aunque no de acuerdo en la relación, ya le ayudó economicamente.

Empieza a trabajar de colaborador periodístico pero solamente en sus inicios, en una revista que solamente publicaría un número, cobró algo decente que le sirvió para casarse con su amada Jenny. Se mudó a Francia y terminó desterrado a Bruselas y más tarde a Londres, siempre acompañado de Jenny, sus hijos y la ama de llaves, de la que se cree que el hijo que tuvo, era suyo y no de Engels, como era de cara a la luz pública. Éste, también le ayudó económicamente a lo largo de su vida.

Contexto social de los trabajadores en tiempos de Karl Marx

Como en muchos temas en la vida, es difícil opinar de la situación social de una época con los ojos de la actual y de saber si las cosas que pasaron y nos han traído a donde estamos hoy en día, era necesarias que pasaran.

Tras comentar la vida de Marx, viene una parte donde señala el contexto de la primera revolución industrial y la situación mala de los trabajadores en esa época, evidentemente no se puede negar la mayor, pero hay que plantearse de dónde venían y hacia donde les llevó el capitalismo. No creo que la situación anterior a la revolución industrial fuera mejor que la revolución (aún siendo muy mala por las condiciones de hacinamiento urbano) pero cada década fue siendo de una mejor situación y aumento de la calidad de vida y de reducciones de la pobreza a nivel mundial. Gracias en parte y hay que recalcarlo, a la lucha por la mejora de sus condiciones laborales en la clase trabajadora.

Igualmente, sigo pensando que no creo que el Comunismo sea una forma de organización social válida.

En la siguiente parte del Libro realiza un repaso histórico de cómo se fueron conformando la Primera Internacional, su fracaso debido a las dos vertientes confrontadas de Marx y Bakunin y comenta brevemente la experiencia de la Comuna de Paris, la primera vez en la historia en la que se lleva a cabo un gobierno obrero con el vació de poder que dejó Napoleón III en Francia y con los alemanes a las puertas de Paris y la petición de Bismarck de realizar unas elecciones en las que ganó esta decisión. Esta prueba duró poco pero fue un hito para dirigentes como Marx y Lenin.

MANIFIESTO COMUNISTA

El Manifiesto Comunista parte de una premisa que considero profundamente errónea: la idea de que la historia es una lucha inevitable entre clases y que la solución pasa por destruir la propiedad privada. Para mí, esto no solo es una falacia histórica, sino una propuesta moralmente inaceptable. La propiedad privada es la base de toda libertad individual; es el resultado del trabajo, el ahorro, el riesgo y la creatividad de cada persona. Pretender abolirla equivale a despojar a los individuos de su autonomía y someterlos a una autoridad central que decide qué se produce, quién lo recibe y cómo se vive. En esencia, Marx sustituye la cooperación voluntaria del mercado por una estructura coercitiva basada en el poder del Estado.

Además, el texto idealiza una supuesta sociedad sin clases que nunca ha existido ni puede existir. La idea de que una élite revolucionaria pueda tomar el control del aparato estatal “temporalmente” para luego disolverlo es una ingenuidad peligrosa. Toda concentración de poder tiende a perpetuarse y expandirse. Lo hemos visto repetidamente: donde se han aplicado las ideas marxistas, surgieron regímenes autoritarios, economías empobrecidas y una destrucción sistemática de libertades. El mercado libre, al contrario, permite que las personas cooperen sin violencia, ajusten sus intereses mediante precios y contratos voluntarios, y prosperen sin depender de burócratas o planificadores.

Finalmente, el Manifiesto ignora completamente el papel fundamental que tiene el capital en la mejora del nivel de vida. Marx critica al capitalista como si se apropiara parasitariamente del trabajo ajeno, cuando en realidad es el que adelanta recursos, asume riesgos y permite la producción a gran escala. La acumulación de capital es lo que explica que hoy vivamos mejor que hace 200 años, no la redistribución coercitiva. En resumen, el texto de Marx es una llamada a sustituir la libertad por la imposición y la cooperación voluntaria por el conflicto permanente. Desde mi visión anarcocapitalista, es un manifiesto que conduce inevitablemente a menos prosperidad y menos libertad.

EL CAPITAL

Este libro incluye también una breve antología de "El Capital" de Karl Marx, como se comenta en el libro, son tres libros pero solamente el primero lo escribió Marx, el segundo y tercero lo hizo Engels a raíz de notas de Marx pero su doctrina básica se encuentra en el primero.

El Capital arranca de un error conceptual que contamina todo el análisis posterior: la teoría del valor-trabajo. Marx intenta explicar los precios y las relaciones económicas ignorando por completo la subjetividad del valor, que es la piedra angular de toda economía real. Las cosas no valen por el trabajo incorporado, sino porque los individuos las valoran de manera distinta en función de sus preferencias y circunstancias. Cuando Marx niega esta realidad básica, termina construyendo un edificio teórico que solo puede sostenerse mediante la fuerza: si los precios “verdaderos” no coinciden con los que él considera justos, entonces el sistema debe imponerse desde arriba. Para mí, esto es lo contrario de un análisis científico de la economía; es un marco ideológico que desconoce la función del mercado como proceso de descubrimiento.

Además, Marx describe el proceso de acumulación de capital como explotación, cuando en realidad es el mecanismo que aumenta la productividad, los salarios reales y el bienestar general. Presenta al capitalista como alguien que “extrae plusvalía”, pero omite que es precisamente el capital el que multiplica el rendimiento del trabajo, adelanta inversión, asume riesgo y hace posible la producción a gran escala. Su visión fija y estática del capital ignora la competencia, la movilidad laboral y la capacidad de los trabajadores para mejorar voluntariamente sus condiciones gracias al crecimiento económico. En lugar de ver una red de intercambios mutuamente beneficiosos, Marx lo traduce todo a un conflicto moral artificial entre explotadores y explotados.

Por último, el fatalismo económico del Libro I —la idea de que el capitalismo tiende inevitablemente a su autodestrucción— ha sido desmentido una y otra vez. Marx no entendió que el capitalismo es un sistema dinámico, innovador y espontáneo, no un mecanismo mecánico condenado al colapso. Sus predicciones sobre la miseria creciente de los trabajadores fueron exactamente al revés: donde hay mercados libres, hay mejoras constantes en nivel de vida; donde se intentó aplicar su análisis, aparecieron pobreza, represión y estancamiento. El Capital, leído desde mi prisma anarcocapitalista, no es un estudio científico, sino un intento fallido de explicar la economía negando la subjetividad, la propiedad privada y el papel esencial del mercado.

CONCLUSIÓN

En conjunto, tanto el Manifiesto Comunista como el Libro I de El Capital representan, desde mi visión anarcocapitalista, un intento fallido de explicar la economía y la sociedad desde premisas equivocadas que niegan la propiedad privada, la subjetividad del valor y la cooperación voluntaria. El Manifiesto ofrece una utopía peligrosa que justifica la concentración de poder estatal en nombre de una igualdad imposible, mientras que El Capital intenta vestir esa misma visión ideológica con un aparente método científico basado en la teoría del valor-trabajo, hoy totalmente desacreditada. Ambos textos convergen en una misma conclusión errónea: que la libertad económica es explotación y que la coerción estatal es el camino hacia el progreso. La historia ha demostrado lo contrario. Para mí, estas obras no son guías para una sociedad más libre o próspera, sino advertencias sobre los peligros de construir teorías económicas ignorando la acción humana, el mercado y la libertad individual.